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Errores de imprenta: más allá de la perfección prometida

En el mundo gráfico solemos hablar de lo que los clientes deben tener en cuenta antes de imprimir: preparar correctamente un archivo, revisar colores, validar pruebas, cumplir con los plazos. Sin embargo, pocas veces se pone el foco en lo contrario: los errores que puede cometer una imprenta.

La realidad es que existen. Y en nuestro taller lo sabemos bien: detrás de cada máquina hay personas, y las personas, a veces, se equivocan.

De hecho, tenemos un cartel que nos lo recuerda todos los días. No para justificar, sino para asumir que los errores son parte del trabajo… y que lo que realmente nos define es cómo respondemos cuando suceden.

Los errores más comunes que puede cometer una imprenta

1️⃣ Retrasos de entrega

A veces por imprevistos técnicos, falta de insumos o una mala planificación.


👉🏻 Lo importante: comunicar a tiempo y ofrecer soluciones, no esconder el problema.

2️⃣ Fallos técnicos en la impresión

Colores que no salen como se esperaba, cortes fuera de registro, acabados que no cumplen lo prometido.


👉🏻 Lo importante: reconocer el error, rehacer el trabajo y garantizar que el cliente no quede insatisfecho.

3️⃣ Errores de comunicación

Cuando el cliente pide algo y el mensaje se malinterpreta.


👉🏻 Lo importante: implementar procesos claros, validaciones y revisiones conjuntas.

4️⃣ Falta de control de calidad

Detalles que deberían haberse detectado antes de entregar un trabajo.


👉🏻 Lo importante: reforzar protocolos de revisión y no dejar que la urgencia le gane al cuidado.

🧐 Lo que marca la diferencia

El verdadero valor no está en prometer que nunca habrá errores —eso es irreal—, sino en cómo se gestiona cuando aparecen.

En nuestro caso, creemos que:

  • La transparencia es más fuerte que la perfección prometida.

  • El acompañamiento humano es lo que genera confianza a largo plazo.

  • La responsabilidad de asumir y corregir es lo que sostiene la relación con nuestros clientes.

Por eso este cartel vive en nuestro taller. Es un recordatorio de que, incluso en una industria tan técnica y precisa como la gráfica, lo que más importa son los valores con los que se trabaja.

Los errores pueden pasar. Pero lo que realmente importa es que haya una cultura que los asuma, los repare y los transforme en confianza.

 

Porque al final, no se trata de no equivocarse, sino de cómo respondemos cuando eso ocurre.

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